La narrativa del evento se ha consolidado con el testimonio de un niño de nueve años, quien durante una sesión de catequesis notó que los ojos de la Virgen se empañaban y comenzaba a derramar lágrimas. Este relato ha inspirado la fe de muchos y suscitado el interés tanto de aquellos en busca de respuestas espirituales como de aquellos que buscan explicaciones científicas.

La pequeña localidad de El Chanal se encuentra ahora en el epicentro de una mezcla de devoción y curiosidad, mientras la estatua de la Virgen de los Dolores continúa siendo el foco de atención de una comunidad que busca entender el misterio detrás de las lágrimas que parecen fluir milagrosamente de sus ojos.





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Por oviedo