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Los años han pasado, pero su recuerdo y el dolor por su partida siguen más vigentes que nunca en su familia. Cuando estaba vivo, el exvolante, que fue campeón con Junior en 2004 en la recordada final ante Nacional, tuvo un deseo que hoy en día parece que fue una premonición.
Cuenta su esposa en ese entonces, Milly Saltarín, quien estaba embarazada de Tiago, que en medio del baby shower que le hacían al niño, Cristian se le acercó, le sobó la barriga y en medio de un momento de emoción le dijo repetidas veces ‘quiero que sea beisbolista, quiero que sea beisbolista’.
“Esto fue algo que le comenté a Tiago hace unos años. Él jugo fútbol y béisbol y de la noche a la mañana me dijo que se decidía por el béisbol. Cristian quería que fuera beisbolista y no futbolista. Me dijo ‘yo quiero que sea beisbolista. El fútbol es muy complicado, se tiene uno que mover mucho. Yo sé que él va a ser un gran beisbolista’”, recuerda con una visible emoción en su relato.
Pues ese anhelo que tenía el recordado exvolante central se hizo realidad. Su hijo Tiago David Racero Saltarín, de 15 años, firmó ayer su primer contrato como profesional y lo hizo con los Caimanes de Barranquilla, equipo con el que puede debutar este año en la Liga de Béisbol de Colombia.
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