El parásito fue extraído, vivo y retorciéndose, de la paciente durante de una cirugía cerebral, de la que no se precisa la fecha, y actualmente la mujer continúa siendo examinada por el equipo de especialistas en enfermedades infecciosas y cerebro.
La Ophidascaris robertsi suele vivir en el esófago y el estómago de la pitón diamantina (Morelia slpitoa), una serpiente que llega a medir hasta cuatro metros de largo, que se desprende del parásito a través de sus heces.
Los científicos creen que la mujer australiana tocó o ingirió una yerba nativa, donde la serpiente habría excretado al parásito, que recogió cerca de su vivienda en el suroriente australiano y la usó para cocinar.
Los expertos apuntan que estos casos de infecciones parasitarias «no se transmiten entre personas» y que la paciente solo es considerada como una huéspedes accidental, mientras recuerdan la importancia de lavar los alimentos recolectados especialmente si se encuentran en un entorno salvaje.